En su trayecto desde el origen hasta su canal auditivo, el sonido se ve afectado tanto por la sala y su mobiliario así como por la forma y tamaño de nuestra cabeza y oreja. Estos factores influyen en nuestra forma de percibir el sonido.
Cuando el sonido ha entrado en el oído y ha sido recibido por el sentido auditivo, ciertos factores psicológicos y fisiológicos influyen en cómo lo percibimos. Nuestras preferencias individuales modifican nuestra valoración final del sonido.
La experiencia auditiva es multi-dimensional, y distintos componentes acústicos determinan cómo percibimos el sonido. El nivel de presión sonora, la reverberación y la claridad del habla son solo algunos ejemplos. Incluso factores psicológicos como nuestra actitud hacia el sonido o nuestra tolerancia al estrés juegan un papel importante.